Transitamos un tiempo de cambio profundo en el que las estructuras que sosteníamos y nos refugiaban ya no son funcionales a nuestros deseos y necesidades. Nacen nuevos paradigmas, renovamos las formas de vincularnos, y en ese renacimiento, la energía masculina también pulsa una transformación en los patrones establecidos y hegemonizados.
En este contexto las nuevas masculinidades emergen cuestionando y replanteando los modelos establecidos, en la búsqueda de una sensibilidad que los conecte con sus emociones, abriendo el camino a olvidadas experiencias de comunión.
Este proceso puede resultar liberador y sorprendente. Los estereotipos que se mantuvieron inalterados por mucho tiempo dan un giro inesperado en función de las exigencias del momento histórico que estamos viviendo.
Así, los círculos de hombres van cobrando fuerza. Varones que se sientan en ronda, sin estructura ni rangos, para abrir su corazón y compartir experiencias en pos de equilibrar la energía femenina ante una energía masculina exacerbada que viene coartando la empatía, la sensibilidad y la capacidad de nutrición que también los habita.
“Las nuevas masculinidades son nuevas maneras de abrirse a las relaciones, donde lo primero que debemos aprender es a abrirnos a la relación con nosotros mismos, determinar cuánto es lo que podemos seguir viviendo como lo hacíamos según los mandatos o la forma de ser de los hombres actuales, históricamente relacionándonos entre nosotros, con nosotros mismos y con las mujeres y ver si esa forma de vivir nos lleva a relaciones que nos hacen bien o nos conducen hacia un embudo del que no podemos escapar”, comenzó reflexionando Juan Pedro Berduc en diálogo con PyP Radio (todos los miércoles a las 17 en www.mxradio.com.ar), integrante del Círculo de Hombres “Yo soy Tú” (@yosoytu_circulodehombres).
Hay hombres que no quieren seguir viviendo como estaban habituados, como les exigieron que debían ser, y deciden hacer un cambio.
Este cambio insta a los varones a registrar lo que a cada uno le pasa para poder verse, compararse y así empezar a visualizar dónde quieren estar; esto incluye registrar a los otros, sean varones o mujeres.
“Verse a uno mismo, reconocer donde está parado y adónde quiere llegar y en base a eso admitir que solo no se puede llegar muy lejos. Vivir en relación con otro, poder aprender a pedir ayuda, confiar, abrirse, hablar desde la verdad, reconocer que tenemos miedos y pedir ayuda para afrontarlos y transitarlos”, son algunas de las definiciones que Juan Pedro desliza al momento de ahondar en los alcances del cambio que deciden afrontar.
Lo circular es femenino. Forma parte de una práctica ancestral de encuentro entre mujeres, creando una profunda transformación personal y social. A diferencia de lo que sucede con las formas jerárquicas o verticales de relacionarnos, con el simple hecho de sentarnos en círculo, a la misma altura, todas las voces y las historias de cada persona tienen importancia.
“La intuición es femenina y los varones tienen que saber que poseen esa energía. Cuando hablamos de las masculinidades nos referimos a los varones, pero también a las mujeres de las que tenemos que aprender. Reconozco a las mujeres como pioneras en reunirse en círculo para contar lo que les pasa, tenemos mucho para que mirar para copiarles”, esgrimió el entrevistado.
Un círculo es un lugar seguro. En ese espacio se hacen pactos que garantizan que lo que se habla dentro del círculo no se expande afuera, tampoco se dan consejos porque eso ubica en un lugar de superioridad al que lo está dando y la idea es transitar la horizontalidad, donde todos son igualmente importantes.
“Es un lugar seguro porque nadie juzga y eso ayuda a confiar y hablar desde la verdad”, resumió Juan Pedro Berduc.
La dinámica del círculo tiene que ver con trabajar los mandatos familiares, los límites puestos desde el amor, la violencia verbal y física, la soledad, la depresión, los celos, las inseguridades, las mentiras, los deseos, los proyectos, la paternidad, temas que van desarrollando en base al proceso de los integrantes del círculo.
“Una de las cosas que también abordamos es la constancia en la construcción de un proyecto, poder sostener, concretar las cosas, que es muy propia de la energía masculina y se ha ido diluyendo”, subrayó el integrante del Círculo de Hombres “Yo soy Tú”, un espacio de encuentro semanal de una hora y media, “que es nuestra peña”, concluyó Berduc, haciendo hincapié en estas nuevas formas de relacionarse, nuevas maneras de búsqueda donde se puedan ver como como varones flexibles y sin rótulos.