Un diagnóstico de cáncer no sólo implica la pérdida de la salud, la mayoría de las veces se sufren cambios en la imagen que llegan a provocar un fuerte impacto en el estado emocional de los pacientes, principalmente en el momento en el que pierden el cabello, ya que se torna evidente que están en quimioterapia. Pero también hay un desmejoramiento de la piel, por la resequedad y cambio de color, cambio en la estructura de las uñas, entro muchos otros desmejoramientos físicos antes los cuales es importante tener algunos cuidados adicionales, que mejorarán significativamente el ánimo y aspecto de los pacientes.
Así, la oncoimagen se alza como una herramienta muy eficaz para afrontar el tránsito de la patología.
“Es importante que las personas que transitan un tratamiento oncológico reciban asesoría, porque el desmoronamiento de la imagen que sufren se produce en tan poco tiempo que casi sin darse cuenta no se reconocen en el reflejo que les devuelve el espejo y esto conduce, en muchos casos, a la inseguridad, a la baja autoestima, al aislamiento social, al miedo al rechazo de su pareja”, comenzó explicando a pypnews Érica Prodolliet, asesora de imagen integral, líder coach sistémica y única profesional dedicada a la oncoimagen en la provincia de Entre Ríos.
Si bien no hay un tiempo predeterminado para la primera consulta, es ideal que se lleve a cabo inmediatamente después de la consulta con el médico oncólogo y con el abordaje del tratamiento ya definido.
“Sin embargo, si no se tuvo oportunidad de esa entrevista en una primera instancia no hay que preocuparse ya que no hay un tiempo preestablecido que determine la asesoría; se puede desarrollar antes, durante y después del proceso oncológico. Lo que sí es importante es que el oncólogo sea el primero en ver a la paciente”, subrayó Prodolliet.
Una de las ventajas de contar con una asesora de imagen integral especializada en oncoimagen es que puede ver en su conjunto todo el potencial de la entrevistada y obtener el mejor resultado con una inversión mínima.
“No será excesivamente costoso, porque el abordaje se procura hacer con lo que cada una ya posee, desde lo que tienen en su ropero, pensando en pashminas, pañuelos; no hace falta salir a comprar turbantes, sino aprender a usar lo que tienen y de qué manera y así las inversiones son mínimas”, resumió.
La primera entrevista. “Cuando la paciente llega por primera vez a un encuentro suele estar expectante y cargada de dudas por el desconocimiento de la disciplina. Al recibirlas trato de que se sientan cómodas y lo primero que hago es explicarles en qué va a consistir la entrevista, cómo la vamos a encarar y si están de acuerdo en continuarla, ya que necesitaré un compromiso para trabajar juntas”.
Esa entrevista se extiende por una hora y media, aproximadamente. Allí conversan sobre el tratamiento sugerido por el profesional médico para anticiparse a los efectos secundarios que repercuten directamente en la imagen física y así poderlos resolver a medida que se vayan presentando.
“Practico la escucha activa, me di cuenta que es elemental ya que hay que conocer a la paciente y descubrir sus necesidades. Así es como hablamos de las alternativas que tiene para afrontar la alopecia; ahí mismo aprende a colocarse el turbante de distintas formas y los estilos que puede lograr con la ropa, según la ocasión que tenga para usarlo. Evaluamos los tipos de pelucas disponibles en el mercado, las ventajas y desventajas de unas sobre otras. Vemos qué cosméticos le conviene comprar y dónde, así que también tenemos una clase se automaquillaje con productos libres de químicos nocivos para la salud”, detalló la especialista en oncoimagen.
Puede haber una segunda entrevista, aunque el resto de la asistencia se da en forma virtual. “En este momento estoy utilizando este medio, al que no estamos acostumbrando todos, si bien no reemplaza el espacio intimista que se logra con cada entrevista presencial, los resultados que venimos teniendo son muy buenos”, advirtió.
Consultada acerca de la evolución que presentan las consultantes, la entrevistada enfatizó la “gran diferencia” entre el inicio de la entrevista y los últimos minutos pautados; “he visto el cambio del estado ánimo al punto de despedirnos con risas, brillo en los ojos y un panorama nuevo donde sienten que tienen absoluto control sobre su imagen con las herramientas que se llevan. Hay pacientes que han venido con el ánimo por el piso y se han ido motivadas”.
Sin distinción de género. Durante la entrevista, la especialista referenció su labor siempre en relación a las mujeres que le solicitan asesoramiento. Al respecto, indicó que hasta el momento las consultas con hombres han sido de carácter informal.
“El beneficio de la oncoimagen no distingue género y los hombres que decidan asistir van a encontrar herramientas muy valiosas para transitar este momento”, remarcó.
“Los hombres son bastantes reacios a consultar a una asesora de imagen, no obstante, las mejores experiencias que he tenido son con varones, porque si bien son renuentes, también son más dóciles. A una mujer pueden dársele sugerencias, pero si ya tiene una idea es difícil torcerla, porque hay algo que les encanta y no siempre toman de buen grado que alguien les diga esto otro te queda un poco mejor”, diferenció.
“En definitiva, los efectos secundarios de la quimioterapia no discriminan entre hombre o mujer y yo estoy preparada para afrontar una entrevista con hombres”, garantizó Érica Prodolliet.
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