Todo el sistema médico argentino está atravesando semanas muy intensas que obligan a reformular la modalidad de trabajo para hacer frente al nuevo coronavirus.
Hoy resuena y toma fuerza la labor kinésica en la primera línea de batalla contra un virus que está mostrando aspectos trascendentales, tales como que en materia de salud no se puede improvisar; que la práctica debe ser responsable y ejercida por profesionales matriculados. Pero principalmente, este virus nos enseña que la salud pública es colectiva y que de una pequeña acción individual depende el estado de salud de toda una población.
En este nuevo escenario, cobra un rol fundamental la Kinesiología, a través de los profesionales especialistas en rehabilitación respiratoria y que se desempeñan en las Unidades de Cuidados Intensivos.
La Kinesiología Intensivista resulta ser una especialidad relativamente joven, dinámica y en constante evolución y que esta pandemia ha visibilizado.
La Sociedad Argentina de Terapia Intensiva los define como aquellos profesionales integrantes de un equipo de salud, quienes tienen la capacidad de intervenir, no sólo en tareas asistenciales, sino también en la toma de decisiones, dándoles así competencias generales, específicas y transversales.
“La pandemia por coronavirus nos toma a todos por sorpresa, dejando en evidencia la falla de los sistemas sanitarios del primer mundo. Afortunadamente en Latinoamérica llega después, dándonos ese tiempo de oro en donde, basados en lo que sucedió en Europa y en China, se pudieron tomar medidas para tratar de contener la propagación del virus”, consideró ante pypnews Lucía Ayala Nogueira, licenciada en Kinesióloga-Fisiatra (MP 1552), especialista en Kinesiología y Fisiatría Pediátrica y Neonatal (MN 11953).
¿Qué hacen los kinesiólogos que trabajamos en la Unidad de Cuidados Intensivos? Trabajan con el paciente desde que ingresa hasta su externación. “Básicamente hacemos el monitoreo del paciente que se encuentra con soporte vital respiratorio o asistencia ventilatoria mecánica, que sucede cuando la persona no es capaz de respirar por sus propios medios y se la conecta a un aparato que va a suplir esta función”, precisó la licenciada en Kinesióloga-Fisiatra.
“Podemos decir que el kinesiólogo es el intérprete entre el paciente y el respirador, donde una de sus principales competencias es traducir fielmente lo que el respirador dice del paciente (salida) y lo que el paciente necesita del respirador (entrada); interpretar la salida implica decodificar la información en forma de gráficos y valores que el respirador nos brinda para poder inferir la demanda vital de ese paciente (entrada)”.
El fin de todo lo anterior es que el paciente salga cuanto antes del respirador y ahí los ajustes se vuelven cada vez más precisos.
El tiempo que pasa un kinesiólogo intensivista parado al lado de la cama del paciente en estos momentos es importante.
“En esta etapa el paciente está despierto, pero con un tubo en la boca, eso le genera ansiedad, miedo, angustia y es ahí donde nosotros sostenemos fuerte la mano y explicamos de manera sencilla que estamos ahí para que todo salga bien”.
También llevan adelante otras tareas como es el control de respiradores y sus accesorios necesarios para su buen funcionamiento; el armado de los mismos ante la necesidad de uso; la asistencia al médico durante la intubación orotraqueal; la posterior higiene bronquial de pacientes; la toma de muestra de secreciones; y el chequeo constante del paciente en su totalidad.
Trabajo en campo. En este tiempo de pandemia la alta demanda de profesionales de la salud desnuda una realidad: hay pocos kinesiólogos especializados en terapia intensiva. Por este motivo las diferentes sociedades científicas, asociaciones y grupos de médicos, enfermeros y kinesiólogos intensivistas están compartiendo sus saberes de manera virtual y gratuita, lo que habla de su generosidad, pero también de la necesidad de que haya más recurso humano especializado.
En las normativas y disposiciones se establece que debería haber un kinesiólogo cada ocho pacientes en Unidad de Cuidados Intensivos, y que deben estar presentes las 24 horas, con guardias rotativas. Esto en general no suele ocurrir en el país.
“La realidad de los kinesiólogos en general y de los que hacemos unidad cerrada en particular es que nuestro trabajo está precarizado; muchos están ad-honorem esperando nombramientos que no llegan, otros son monotributistas y trabajan en unidades de alto riesgo bajo contrataciones en negro, sin los beneficios de una jubilación o una ART”, alertó la profesional entrevistada.
“Hoy día todos los kinesiólogos que son monotributistas están pasando un momento difícil, ya que, en el marco de la cuarentena obligatoria, las consultas bajan, pero tiene que seguir pagando alquileres, impuestos y servicios de los consultorios además de los gastos de monotributo, caja de jubilación, colegio, seguros, etcétera”, lamentó.
Contención institucional. “Desde el primer momento este Consejo Directivo comenzó a movilizarse para accionar sin generar pánico. Lenta y paulatinamente implementamos medidas preventivas con nuestros propios empleados, quienes mostraron su mejor predisposición a colaborar para que continúe el normal funcionamiento administrativo de este Colegio”, destacó por su parte la presidente del Colegio de Kinesiólogos de Entre Ríos, licenciada en Kinesiología y Fisiatría (MP 844) María José Salamone.
En este sentido, detalló que se enviaron notas a los diferentes cuerpos y colegios profesionales para bajar toda la información emanada desde el exterior y a la espera de las órdenes de Ministerio de Salud.
“Como todos los integrantes de la sociedad, los kinesiólogos también se vieron preocupados ante esta situación de alarma y crisis mundial. Sin embargo, la actitud fue de solidaridad y de compromiso con la sociedad”, subrayó Salamone.
Hay muchos profesionales jóvenes a los que por primera vez les toca accionar en situaciones de alarma y de emergencia de semejante envergadura. Ante ello desde el Colegio la secretaria del Consejo Directivo, licenciada en Kinesiología y Fisiatría (MP 838) Evangelina Danai Rochi Mendez destacó “que la kinesiología lleva consigo puesta la bandera del compromiso ya que trabajar con el dolor de los pacientes, nos hace empatizar de una manera diferente; quien ha ido a una sesión de kinesiología sabe que se respira un clima de alegría y confort”, valoró.
No obstante, en los últimos años, la crisis, la devaluación, los sistemas impositivos y el circuito económico han ido en detrimento del poder adquisitivo y la estabilidad económica de este sector profesional. La gran mayoría se desarrolla de manera autónoma y actúa como prestador del Estado.
“Sabemos que la clave para poder ejercer de manera responsable no sólo implica ser una persona íntegra, sino que también requiere de una capacitación permanente y continua”, concluyeron.