Aunque no lo sepas, es muy probable que ya hayas realizado muchos rituales con velas. Seguramente, alguna vez pediste un deseo antes de soplar las velas de tu torta de cumpleaños.
Los antiguos griegos comenzaron la tradición de decorar tortas con velas encendidas en honor a la diosa Artemisa. Una torta redonda estaba destinada a simbolizar la luna y las velas eran la luz que irradiaba. Este acto fue sagrado y lo seguirá siendo. Cada año nos reunimos con nuestros amigos y familiares para invocar magia, fuerza y esperanza.
Desde sus primeros orígenes, las velas se han utilizado en prácticas ceremoniales y religiosas que van desde la oración hasta la curación y la transformación. El significado espiritual de la llama de una vela es bien conocido.
Vela blanca: meditación y limpieza. Protección y salud
Vela negra: remover energías negativas
Vela roja: energía sexual. Atracción física
Vela rosa: amistad, amor romántico. Aliviar depresión
Vela violeta: desarrollo espiritual. Expansión de la consciencia
Vela amarilla: claridad mental. Conocimiento. Potenciar el intelecto
Vela verde: incremento económico. Buena suerte. Fertilidad
Vela naranja: atracción del éxito. Curación emocional. pensamiento positivo
Vela azul: paz y calma. Meditaciones. Unión familiar
Vela dorada: éxito y abundancia. Protección. Poder masculino
Cómo consagrarlas
Las velas se pueden purificar y consagrar antes de ser usadas en un ritual para cualquier propósito mágico. Al ungir o consagrar las velas, las estamos cargando con nuestras intenciones y fuerza de voluntad. Esto también se hace para eliminar todas las energías residuales de cualquier persona que haya manipulado las velas antes de comprarlas.
Sostené la vela con una mano y humedece los dedos índice y medio de la otra mano con el aceite.
Frotá el aceite por toda la vela sin tocar la mecha.
Mientras frotás el aceite, visualizá tu deseo y cómo se manifestará. Dedicá uno o dos minutos a concentrarte en esto.