En este ámbito de pandemia y limitaciones en la vinculación cotidiana, la población que transita la etapa de la vejez viene sufrido serias consecuencias, con efectos colaterales en su salud mental que también tienen injerencia en lo físico.
Sociabilizar fuera del núcleo familiar es fundamental para personas que transiten la misma etapa, porque comparten un camino y tiempo recorrido. Esto genera un efecto directo en la salud emocional y mental, y en su espíritu, aumentando la esperanza de vida porque se sienten pares, porque puedo evaluar lo que la otra persona le ofrece y hacerlo propio y hasta realizar alguna modificación, sabiendo que los demás les hacen de espejo.
También disminuye el sentimiento de soledad. Comparten, cuentan lo que les está sucediendo, y eso mejora la calidad de vida en función de lo emocional y de lo físico; de hecho, se ha demostrado que una persona con vida social activa y emocionalmente estable, puede sobrellevar de mejorar manera algún problema que se le pueda presentar en lo físico.
“Es esencial diferenciar y reconocer todas las necesidades. No todos los tipos de vejez son iguales, no todas las personas necesitan lo mismo, entonces no podemos generalizar y si lo hacemos, perdemos de vista las individualidades y comenzamos a rotular”, alertó a PyP News la licenciada en psicología, Anabella Martínez (@anabella_martinez_psicologa).
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“Durante esta pandemia se ha desestimado la salud mental, sin registro alguno de las consecuencias que el encierro, el miedo y el aislamiento vienen provocando. No se contemplan las repercusiones negativas que genera la pasividad, y tampoco se brindó un recurso que contemple el acompañamiento concreto de las personas.”, lamentó.
El aspecto relacional es sumamente importante; es un camino de muchas posibilidades, porque pueden compartir con personas que están atravesando por lo mismo y se sienten acompañados. Esto supone enseñarles, por ejemplo, cuestiones vinculadas a la tecnología para que puedan resolver por sí mismos cuestiones cotidianas.
“Es una etapa en la que tienen la capacidad de aprender con un proceso diferente y así solucionar situaciones diarias y hacerse cargo de sus pagos, de sus medicamentos y de sus actividades recreativas”, ejemplificó la profesional formada en sexología clínica.
Una actitud contraria supone infantilizarlos, provocando que la persona vieja pierda su rol activo por completo, sintiéndose incapaz, improductivo, en un rol pasivo que, además, le debilita la estima y lo incapacita para trazarse objetivos y ejecutar un plan de acción.
Habilitar el deseo es la clave para garantizar un tránsito placentero por una etapa que merece respeto por sus tiempos y escucha sin juicios.
¿Qué pasa con el deseo sexual?
Culturalmente no está del todo habilitada la sexualidad en la vejez. Sin embargo, es un momento en el que muchos hombres y mujeres descubren que pueden iniciar una nueva etapa.
“Es importante entender que tienen sus tiempos y hay que respetar su intimidad, para generar un contexto que les posibilite atravesarlo”, recomendó Anabella Martínez.
La gran mayoría de los adultos que están atravesando la vejez creen que porque pasaron la menopausia o la andropausia hay cosas que ya no se habilitan, que ya no son posibles ni necesarias.
“Hay que ampliar el concepto y los cuidados, porque es necesario que sean cautelosos con su salud sexual, y que erradiquen la idea de que no van a tener una erección o no podrán lubricar. En la realidad hay nuevas formas de vincularse desde lo sexual, y es posible; lo que necesitan son más tiempos y acceder a nuevas formas que tienen que ver con lo afectivo y emocional, más que con lo corporal”, enmarcó.
Lo planteado puede suceder, o no; y lo primordial es que la familia acompañe, habilitando este escenario y conteniendo al adulto mayor.
“El trabajo es en conjunto, entre la familia y la persona involucrada. El disfrute, la sociabilización, los tiempos, el respeto, la intimidad son necesarias; al mismo tiempo es importante la escucha, porque el viejo necesita volcar lo que siente, lo que le pasa, incluso habilitar la consulta como un espacio de introspección. Escuchar sin censurar y si no lo pueden transitar como familiar, pueden buscar a un profesional con esta apertura para que los guíe”, sugirió la entrevistada.
“El envejecimiento y lo afectivo son complementos. No se trata de tener la misma vida sexual y afectiva de cuando eran jóvenes, sino optimizar los recursos de los que disponen, disminuir ciertos esfuerzos, pero teniendo en cuenta la estimulación del disfrute en distintos ámbitos para tener un cauce en lo afectivo, vincular, social y sexual, e intensificar las relaciones de cariño, que son las que permitirán transitar los momentos de soledad, las patologías, nuevos proyectos”, concluyó Anabella Martínez.