Desde los tiempos más remotos, las personas han creado altares en sus casas para comunicarse con sus dioses y rezar para recibir sus bendiciones.
Los altares han representado un símbolo visible de unidad entre el Ser y el Universo, una conexión entre el cielo y la tierra.
Tradicionalmente han sido el lugar escogido para la devoción personal, un lugar donde a través de las plegarias se solicitaba abundancia en la cosecha, protección en los viajes y éxito en las misiones y todo aquello que se requería.
Los altares han sido utilizados de muchas formas, pero su función primordial ha sido la de proporcionar un reducto sagrado ajeno y alejado del ajetreo de la vida diaria.
La palabra altar proviene de una palabra latina que significa “lugar elevado”.
El tamaño y forma del altar personal depende del espacio asignado; puede ser tan pequeño como una caja de zapatos a una habitación entera. Incluso puede crearse de forma que se pueda transportar de un sitio a otro. No hay una norma fija. Cada uno lo crea a su medida.
De alguna manera, el poder del altar radica en su visibilidad. La estructura, la colocación de los objetos y la simbología de los propios objetos en el altar, hacen un llamamiento a nuestra psique para que dé forma a lo que no tiene apariencia física y proporciona una representación visual de lo Divino que podamos entender y ver y conectarnos con ello.
Un altar puede ser simplemente la expresión de lo que querés focalizar tu atención. Es una representación física de tu alma. No tenés por qué comprar nada nuevo o construir, o que ocupe demasiado espacio en tu casa.
Es suficiente con entender lo que es un altar, permitirte recibir la energía transformadora de crear el tuyo propio, y convertirlo en tu refugio especial para meditar.
Creá un espacio en casa donde te sientas a gusto y donde tengas privacidad para meditar. Hacerlo en una habitación donde puedas cerrar la puerta y dedicar esos minutos a vos, puede convertirlo en un acto placentero, divino y sagrado.
Cómo armar nuestro altar
Para montar nuestro altar, es importante encontrar un lugar adecuado. No sirve cualquier sitio. Las energías que ahí se trabajen deben ser limpias y puras.
No es recomendable colocar el altar en la entrada de casa, ni en los baños, cocina o pasillos. Debe ser un lugar que sea nuestro espacio, alejado de las visitas y donde podamos expresar libremente nuestra esencia personal.
Cuando tengas el lugar elegido, es momento de armarlo.
No pongas nada en el altar que te haga sentir triste o recordar algo negativo, sino al contrario, todo lo que haya debe ser algo que te inspire confianza, amor, paz, serenidad; cada detalle es importante.
También es importante que le des un sentido a tu altar, una visión, una intención clara y pongas en él los elementos que te la recuerdan.
Si deseás un altar para realizar tus oraciones, tus hechizos y demás, orientá ese altar a la protección, a la conexión con tus maestros y guías. Si, por lo contrario, tu intención es para relajarte y disfrutar de tus meditaciones, orientá ese altar hacia elementos de la naturaleza para que así, te aporten paz y serenidad.
Qué colocar en el altar
* velas
* incienso
* piedras
* flores
* cristales
* representación de maestros, dioses, y cualquier elemento que sea representativo de lo que queremos expresar
* tus péndulos
* un cuenco con sal marina
* un recipiente con agua
Qué no debemos colocar en el altar
* Espejos
* Fotografías de muertos (al menos que sea para un trabajo de liberación)
* Plantas y flores de plástico
* Animales muertos
* Objetos que te causen tristeza, dolor o rechazo
* Figuras rotas
* Cualquier elemento que no haya sido purificado o limpiado
Una vez que tengas todos los elementos:
Eligí un día en el que estés tranquilo, que te sientas bien y tengas tiempo para ello.
Realizá una limpieza energética para vos y para tu hogar
Comenzá a colocar cada uno de los elementos de tu altar con toda la intención.
Realizá la ceremonia de invocación y activación de tu altar
Podés realizar un ritual, una ceremonia, rezos, meditación o afirmación, un mantra, un agradecimiento o bendiciones.
La activación diaria de tu altar es imprescindible para mantener viva tu intención. “La energía sigue la intención”, con lo cual pasar unos minutos delante de tu altar realizando algún ritual corto te proporciona focalización en tu intención, además de paz y armonía.
El tiempo que inviertas en este ritual es el que decidas que le podés dedicar. Habrá días que le podrás dedicar tres minutos, y otros 20.