Ho’oponopono significa “enmendar”, “corregir un error”. Nada es lo que pensamos que es; siempre vemos con los ojos de las memorias y guardamos memorias que no nos corresponden. Si hacemos la limpieza y borramos, estamos limpiando esa memoria de nuestra alma, para aclarar nuestra mirada y comenzar a ver de otra manera, despojados de miedos, prejuicios y mandatos que fuimos heredando, pero no nos pertenecen.

Sus orígenes se remontan a los primeros habitantes de la isla polinesia de Hawái, quienes solían practicar rituales de sanación basados en la filosofía Ho’oponopono. En el siglo XX, Nalamaku Simeona adaptó las enseñanzas y técnicas ancestrales a los tiempos modernos y popularizó lo que actualmente entendemos como Ho’oponopono.

Aunque en las versiones antiguas de este arte de sanación la figura del sanador era instruida por sacerdotes, en la versión actual la acción recae en el propio individuo que desea ser sanado, por lo que podemos entender este arte espiritual como un método de autoayuda.

“Ho’oponopono” significa, en hawaiano, algo así como higiene mental: asambleas familiares donde las relaciones se encauzan y equilibran a través de las palabras, la discusión, la confesión, la compensación, el arrepentimiento, la comprensión sincera hacia los demás, el perdón y, en definitiva, el amor.

Mientras que la partícula “ho’o” es un prefijo que convierte un sustantivo en verbo, el sustantivo “pono” puede definirse como “bondad, moralidad, corrección, virtud, justo, ético…”

De este modo, “ponopono” significa “reconducir, corregir, reordenar…”.

Hay que sanar en uno lo que vemos en el otro, y de esta manera nos hacemos responsables de lo que sucede, sin culpas de nada ni a nadie de lo que nos pasa. Sano en mí lo que veo en ti, porque venimos compartiendo memorias ancestrales y la vida nos reúne con personas con las que no podemos convivir y es ahí donde hay que aplica el Ho’oponopono para poder sanar.

 

 

Cuando digo lo siento, me responsabilizo de limpiar las memorias por las cuales veo en el otro lo que está en mí.

Perdón, porque puse a otro en ese lugar para que me trajera el mensaje.

Te amo, porque el amor es una energía muy potente que une, construye y derriba todo dolor.

Gracias, es otra energía muy poderosa, porque la gratitud implica ir a la gracia, a la fuente, a lo que es impecable.

Cuando repito estas cuatro palabras, asumo la responsabilidad en su totalidad y suelto toda expectativa, confiando plenamente y sin esperar respuestas inmediatas. Reiterando estas palabras se inicia un proceso de limpieza.

¡Sumate!
Paola Ponroy
paola@pypnews.com

Deja una respuesta