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La vuelta a los juguetes de madera refleja, en parte, este momento que estamos transitando y en el que se está repensando la maternidad y la crianza con una perspectiva y abordaje más respetuoso y compartido, sin tantos reduccionismos.

Esta mirada se basa en poner al niño en el centro, siendo considerados y responsables de que se cumplan los derechos que los asisten a lo largo de una etapa fundamental para el desarrollo emocional que determinará, en gran medida, el tipo de adulto que resultará siendo.

En este sentido, el tipo de juego y de juguete que proponen los adultos es una elección que también va de la mano de la crianza respetuosa del niño, pero también hacia su entorno.

Así, los juguetes de madera posibilitan una relación más armónica con el medio ambiente, ya que son más ecológicos debido a que están hechos con un recurso que es renovable, no contaminante y desalienta el uso del plástico.

“Los juguetes de madera tienen una filosofía que habla de un montón de variables, donde las empresas que los fabrican tienen un compromiso que se comprueba en la certificación B Corporation de desempeño social y ambiental (es una certificación privada de compañías con fines de lucro, distinta de la designación legal como una corporación de beneficios) que fija el compromiso de las empresas que usan la madera de reforestar y de poder mantener este recurso renovable”, explica en el inicio de la charla con pypnews, Alejandra Carbó, de Juguetes Corazón, un emprendimiento dedicado a la venta de juguetes de madera en Paraná.

“Con los juguetes de madera les enseñamos a los niños el origen, de dónde viene el recurso que permitió que llegara con esa forma a sus manos. Con el plástico, en cambio, no sabemos de dónde proviene, mejor dicho, sabemos que deviene del petróleo y el proceso que implica su producción es contaminante; y que además tiene una vida útil muy corta, cada vez más, porque están pensado y hechos para que duren poco, para que se rompan fácilmente y sean repuestos, tienen una lógica de uso y descarte. El juguete de madera propone todo lo contrario”, detalla esta “pensadora crónica” de contenidos para niños, tal como se define.

Los juguetes sirven para entrenar las habilidades que vamos a necesitar a lo largo de la vida. Supone, tal como lo definió María Montessori, desarrollar actividades de la vida práctica con objetos y materiales reales, y eso, precisamente, es lo que se persigue con los juguetes de madera, que sean lo más parecido posibles a la vida real sin dejar de ser juguetes.

“Saber de dónde viene el juguete es importante sobre todo para ser conscientes de su descarte, si fuera necesario porque duran mucho y pasan de generación en generación; pero si llegara el momento de desecharlo, se lo entierra y regresa a la tierra, que es de donde provino”, destaca.

Es fundamental criar de manera respetuosa y amorosa con los sentidos, y eso es algo que garantizan estos juguetes.

“Hay que pensar que estas infancias están super estimuladas por el contexto. Son chicos con los que hay que pensar que cuanto más suave y respetuoso sea el estímulo con los sentidos, mejor será para ellos, y el juguete de madera representa toda la vuelta a repensar la crianza”, asegura Alejandra Carbó.

Y al respecto va un paso más, y es categórica para hablar sobre esta era visual y de múltiples pantallas: “hay que alejar a los niños de las pantallas lo más posible. Cuando un juguete es de una figura de animación el mismo juguete trata de volverlo a la pantalla y de limitar la imaginación y la capacidad creativa a lo que la pantalla le cuenta”.

En contraposición, los juguetes de madera son desestructurados, esto implica que son formas u objetos abiertos que se pueden adaptar a la capacidad imaginativa y creativa. Un bloque puede formar una casa, o puede ser parte de una comida, o lo que el niño se imagine, porque ellos son los protagonistas de su juego, ellos proponen y el juego es un mediador, y no al revés”.

El abordaje respetuoso también contempla los procesos evolutivos de cada niño. “Es una invitación a ir más lento, no es necesario que el juguete haga tanto ruido, tenga tanta información de golpe y toda junta. La madera cuenta una historia, tiene vetas, nudos, y eso me encanta, saber que estoy vendiendo un producto que tiene un sinfín de posibilidades y no es un conejo que canta y baila, es una pieza de madera simple que tiene toda la magia para que el niño haga lo que quiera”, resume.

Los juguetes de madera reflejan una tendencia que no es casual, sino que es el resultado de tratar de cambiar los paradigmas impuestos, de sacar lo industrial para poner lo natural.

“Es elegir, como padres, conscientemente lo que queremos ofrecer a nuestros hijos y lo que no; pero es también es un compromiso ante el mundo, regalando juguetes que duren, que no haya que reponerlos cada dos semanas, que sean lindos, pensados, con manos que pintas detrás, que producen y reforestan, es una cadena que termina como un regalo para un niño, que le va a durar mucho tiempo, mucho más que otros juguetes”, concluye Alejandra Carbó.

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