Ligada a los misterios de la naturaleza, a sus ritmos y a la magia de la Luna, la mujer posee una inmensa capacidad creativa que expresa danzando su alegría, hilando con sabiduría sus emociones, modelando en su cuerpo sus energías cíclicas.

Lo femenino es amoroso, intuitivo, receptivo, cóncavo, circular, suave, flexible, compasivo, generoso, contemplativo.

La mujer está ligada a la tierra, porque de ella se nutre y de ella aprende a contener y a brindarse en amor infinito.

“La mujer es, en esencia, creadora y transformadora, y para recuperar su poder es necesario que se reconozca como mujer cíclica”, comienza contando a pypnews Adriana Suárez Valle, terapeuta femenina con terapias de conexión con la energía vital femenina en @adrianasuarezvalle.

“Si logramos aceptarnos como mujeres cíclicas, comenzamos a reconocer nuestra propia energía vital y así aprendemos a disponer de ella”.

Conectar con el ciclo lunar/menstrual es conectar con la fuente de poder y sabiduría que hay dentro de cada mujer, para renacer como mujeres vitales, plenas, libres, creadoras.

“El ciclo menstrual es el gran regalo que tenemos las mujeres para recuperar nuestro poder creativo”, asegura Suárez Valle.

“La mujer entra una vez al mes a su intimidad más profunda y con el sangrado se purifica y se renueva”.

Si las mujeres conocen las cuatro fases del ciclo, aprenden a manejar la energía de la que disponen en cada momento. “En lugar de accionar o hacer cosas en determinada parte de nuestro ciclo donde la energía disponible no acompaña, la mujer que conoce su ciclo puede accionar, tomar decisiones o simplemente relajarse, porque sabe que ese momento de su ciclo le está facilitando eso”, precisó.

Al conocer los ritmos cambiantes de energía, cada mujer puede entender y encauzar mejor sus emociones, su capacidad de concentración, dinamismo mental y físico, sexualidad, intuición, necesidades.

“El momento del sangrado en la mujer es el momento más importante, porque si fue aquietando hasta el momento de su sangrado está totalmente conectada con ella misma, pero para eso tenemos que desmitificar creencias limitantes sobre el sangrado y la menstruación y eso está vinculado con cómo cada una vivenció esta experiencia de empezar a ser cíclica, su primera menstruación en relación a su madre o a su contexto de vida”, advierte.

 

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Al igual que la Luna que presenta cuatro fases: creciente, llena, menguante y nueva; el ciclo menstrual de la mujer se expresa también en cuatro etapas: preovulatoria, ovulatoria, premenstrual, y menstrual. Son momentos con características que inciden a nivel físico, fisiológico, emocional y energético.

“Esto significa que todos los días del mes somos diferentes, por eso es interesante observarnos”, enfatiza Adriana Suárez Valle.

A nivel energético, a estas fases se les ha dado un nombre para poder identificar emociones y sentimientos en cada una de ellas.

A la etapa preovulatoria se la identifica con la Doncella y está relacionada a la Luna creciente y la primavera. Es un momento de gran dinamismo mental y físico y de inspiración; es un período de renacimiento y entusiasmo. Es una energía fresca, curiosa, impulsiva; hay más energía, ganas de empezar a hacer cosas, de planificar lo que se hará en el mes. La mujer se siente segura y capaz de grandes desafíos. Es un momento de actividad plena, una etapa ideal para encarar proyectos porque se pueden asimilar las ideas que surgieron en la etapa menstrual y manifestarlas. La sexualidad está renovada, puesta en la creación.

 

A la etapa de la ovulación se la identifica con la Madre y está relacionada con la Luna llena y el verano. Es un período de fuerza y energía vital, de satisfacción y seguridad en sí misma. Las energías de esta etapa son maternales, se está disponible para interactuar con el otro desde el cuidado, la nutrición y el amor. Es un momento de fertilidad, de impulso creativo, ya sea para crear un hijo biológico, pero también para los proyectos; hay mayor plenitud sexual, mucha energía, ganas de placer y cuidados. “Este es un momento interesante porque es la sexualidad que más se fomenta socialmente, ya que siempre se coloca a la mujer en el lugar de cuidadora y si se habla de sexualidad se la reduce a lo sexy, y eso tiene que ver con estar dispuesta para el otro, que está muy bien, pero es sólo uno de los momentos, pero el más fomentado socialmente y eso invisibiliza el resto de las etapas, que también son necesarias. No se puede estar todo el ciclo queriendo agradar a los demás, cuidando, incluso si tenés hijos; necesitamos los otros momentos y esto tiene que ver con la salud mental y la salud menstrual, que implica conocer nuestros momentos, respetarnos a nosotras mismas y así lograr que el otro nos respete”, apuntó por su parte Luna Gramigna, creadora de @morganasaludmenstrual.

 

A la etapa premenstrual se la relaciona con la Hechicera o a la Chamana, y está relacionada con la Luna menguante y el otoño. Aquí las energías se vuelcan hacia adentro; es un momento de intuición y creatividad. Es una etapa de mucha sensualidad, de introspección y de cuidado donde la mujer puede tener menos concentración, pero descubre su magia y su intuición. Si no da lugar a la creciente energía creativa se sentirá inquieta e incluso enojada, frustrada o con culpa. Es un momento para examinar qué cambios necesita realizar en su vida. Es fundamental prestarle atención a esta etapa, para evitar algunos síntomas que pueden seguir al momento de menstruar. Es un período en el que hay ganas de hace algo por una misma, y a nivel sexual hay más ganas de recibir que de dar. Un buen descanso y mucho cuidado con una misma harán que la menstruación sea mucho más placentera.

 

A la etapa menstrual se la relaciona con la Bruja o la Anciana, y está vinculada a la Luna nueva y al invierno. En este momento, la mujer desea alejarse de su entorno habitual para descansar y soñar. Sabe que es un momento para encontrar respuestas a sus interrogantes y poder aceptar y soltar el pasado para comenzar un nuevo ciclo. Al aquietarse le es posible conectar más fácilmente con su fuente de conocimiento y sabiduría interior.

Si bien se describen las cuatro fases por separado, no hay que olvidar que la mujer es la totalidad el ciclo.

“Es importante que las mujeres lo hagamos consciente, nos conectemos con las distintas etapas para equilibrar las energías y poder distinguir los momentos propicios del mes para lo que nos propongamos hacer”, resumió Adriana Suárez Valle.

No es la luna en sí sino el momento de la Tierra lo que nos permite ver las fases de la Luna, lo que nos da la pauta de que estamos en constante movimiento y esto mismo es lo que sucede con el cuerpo de la mujer.

“Cuando la mujer conecta con su ciclo menstrual y comienza a conocer nuevamente sus energías, el poder de su útero, de su sangre, de sus ovarios, su capacidad para gestar, su capacidad para crear, el poder creativo comienza a conectar con su ser mujer, y ahí empieza la sanación de lo femenino. Como terapeuta acompaño a las mujeres en este propio reconocimiento porque necesitamos poder vernos como mujeres dentro de nuestro linaje para poder sanar; en este momento la humanidad está atravesando un gran cambio y eso implica la sanación interna de nuestro femenino, para poder apostar a la vida, para poder apostar a la ternura, para poder conectar con la creatividad, con la contención, con la armonía, con la receptividad, la apertura, todo lo propio de la energía femenina, que la encarnamos las mujeres”, concluyo la terapeuta femenina Adriana Suárez Valle.

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Paola Ponroy
paola@pypnews.com

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