Las abejas son vitales para la reproducción del mundo vegetal, ya que todo cultivo, flor o planta, necesita de la polinización y ese trabajo lo realizan en un 80% las abejas; el 20% restante lo efectúan otros polinizares que también están en peligro.

No obstante, ese mínimo porcentaje no es tan efectivo como el de las abejas y por eso se las considera fundamentales para la vida humana, porque si no existieran no habría polinización y, por ende, no tendríamos frutos ni vegetales.

Están en el planeta hace más de 65 millones de años. Cada una es una célula de la colmena y son esenciales para la polinización en la naturaleza, ya que visitan un millón de flores para elaborar 1 kg de miel.

 

La apicultura argentina se ha desarrollado considerablemente durante los últimos 20 años, convirtiendo a nuestro país en uno de los principales productores y exportadores de miel, y el más importante en el hemisferio sur, con aproximadamente tres millones de colmenas explotadas por alrededor de 20.000 apicultores.

Sin embargo, la crisis de la industria mielífera golpea con una intensidad especial a la Argentina: en 2010 había 33.781 apicultores y 4.151.178 de colmenas anotados en el Registro Nacional de Productores Apícolas; en febrero de 2018, eran 9.227 apicultores y 2.322.975 de colmenas. En La Rioja se perdió el 99% de los apicultores y en San Luis el 89%. Las provincias más productivas también muestran bajas alarmantes. Buenos Aires tenía 10.200 apicultores en 2010 y ahora se contabilizan 2.535. Córdoba pasó de 4.104 a 674; Santa Fe, de 4.165 a 944.

“En Entre Ríos no nos damos cuenta de la importancia de las abejas porque hay muchas; si se siembra girasol sin que haya abejas en la zona, la producción rinde un 30%, pero si hay colmenas aumenta un 70% el rinde del mismo producto”, comenzó explicando a PyP News Nicolás Zapata, emprendedor, docente y apicultor de Panalivia, Secretos de la Colmena (@panalivia.er).

 

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Existe en la Argentina y en otros países del mundo el servicio de polinización, a través del cual los apicultores llevan abejas a los cultivos para que rindan más. “Los apicultores ponemos a las abejas, pero acá es diferente, porque somos nosotros lo que tenemos que pagar para ponerlas”, lamentó el apicultor, haciendo hincapié en el daño y riesgo al que se expone el sector debido a los monocultivos y fumigaciones.

“En Argentina está muy difundida la apicultura, somos muy profesionales y nuestras mieles son requeridas a nivel mundial. Pero el proceso de las abejas, el riesgo y el sufrimiento con los agroquímicos es directamente proporcional a su vida y al medio ambiente”, alarmó.

Los monocultivos, además de envenenar la tierra y nuestros alimentos, nos están dejando sin biodiversidad, sin ambiente; en un lugar donde había monte con millones de especies de toda la vida vegetal y animal (desde una hormiga, pasando por una mariposa, hasta una rata de campo), ahora está arrasado y sólo hay un cultivo.

“Si viajás por la provincia de Entre Ríos podés notar el cambio del paisaje, con mares de soja y trigo. Todo ese monocultivo y no hay biodiversidad. Con el Glifosato matan todo, desmontan y no queda nada. Eso es lo que está pasando en la Argentina”, lamentó el emprendedor y apicultor.

Las fumigaciones con insecticidas van modificando la genética de las abejas, su modo de alimentación, su ADN, y las mata de a poco.

En el monte donde antes había abejas nativas ahora sólo quedan las que cultivan los apicultores, que son las apis mellífera (abejas domésticas). Por esta razón las abejas también se están debilitando, porque no tienen la biodiversidad para su alimentación, para mejorar su sistema inmunológico, para poder defenderse y alimentarse como es debido, porque no encuentran en los montes el alimento y sólo van a lo que les queda, que es lo poco que hay en las banquinas o en algún monte pelado.

“La abeja está sufriendo esta situación y se está debilitando, y eso es lo que pasa con el síndrome de despoblamiento mundial, con las enfermedades de las abejas y con la cantidad que hay por colmena”, alertó Nicolás Zapata.

“Los monocultivos están debilitando a las colmenas y a las abejas, y se suma la producción agresiva de algunos apicultores que hacen extractivismo, otro flagelo que sufren las colmenas”, denunció.

Ante este impactante escenario, la práctica agroecológica resulta un bálsamo que permite avizorar un futuro promisorio y respetuoso de la naturaleza y el propio ser humano.

“La agroecología y las abejas se vinculan porque hay apicultores que hacen un método extractivo de sus producciones, y los que estamos enmarcados en la agroecología contemplamos una actividad amable y en consonancia con la naturaleza y con todos los procesos que requiere la producción: con los empleados, los animales, el entorno, haciendo de la producción algo sustentable y ameno con todo el entorno. Eso viene haciendo la agroecología y se puede vincular a la producción de la colmena”, resumió Zapata.

“Una de las prácticas que nosotros realizamos en las colmenas es dejarles su propia miel como alimento, no intervenir con medicamentos de síntesis en el control de algunas plagas o enfermedades de la colmena; tratamos de que las abejas tengas reservas de miel y polen, y no sustitutos. No hacemos más de dos extracciones de producto de cada colmena, no las explotamos ni hacemos extractivismo, sino que tenemos una producción consciente, valorando y respetando los ciclos”, ejemplificó el emprendedor de Panalivia.

“Tenemos un gran amor que nos permite trabajar energéticamente y en consonancia con ellas”, resumió.

Panalivia, Secretos de la Colmena es un emprendimiento agroecológico, con apiarios que son asistidos de manera amigable para las abejas; incentivando, incluso, la producción y el uso de los productos de la colmena, no sólo la miel.

“Producimos muchísimo con todo lo que nos da la Colmena. Las abejas nos están regalando sus elixires para nuestra alimentación y salud, por eso las tratamos con tanto amor y respeto, sin extractivismo, haciendo nuestro aporte a la soberanía alimentaria y medicinal”, enfatizó Nicolás Zapata.

Panalivia, Secretos de la Colmena, hace más de 20 años que extrae las virtudes de la colmena para elaborar productos nutracéuticos (nutren y curan). Respetando los ciclos de la naturaleza, elaborando artesanalmente de una manera amigable los productos, cuidando profesionalmente los procesos para que estos elixires lleguen con todo su potencial al consumidor.

 

“Las abejas son nuestra pasión y llevar lo mejor de la colmena a tu casa es nuestra misión”, ratificó el apicultor.

 

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Para consultas o pedidos, pueden comunicarse con Panalivia, Secretos de la Colmena, al whatsapp 3435011234. Se encuentra sobre la ruta 10, en kilómetro 3, en La Picada. Hacen envíos a todo el país.

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Paola Ponroy
paola@pypnews.com

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