Desde siempre la sal fue considerada como piedra preciosa y una materia sagrada. Es una combinación y neutralización de dos sustancias, tiene además forma de cristales cúbicos, símbolo de los esotéricos.
Este ritual para multiplicar tu dinero hay que hacerlo el primer domingo de cada mes y los pasos son muy sencillos:
En un frasco o vaso de vidrio transparente (que sea solo para este uso el resto de los meses) hay que poner dos cucharadas de sal gruesa y agua de la canilla. Revolver para que quede una mezcla homogénea.
Dejarlo reposar una hora.
Pasado ese lapso, hay que lavarse las manos con el agua y la sal del frasco repitiendo la siguiente frase todo el tiempo: “La sal es protectora y ella me ayudará a que mi dinero se multiplique y jamás falte en mi hogar”.
Las manos no debés secártelas con nada, sólo con el aire, podés aplaudir o moverlas mientras seguís diciendo la frase todo el tiempo hasta que tus manos estén secas. Que se sequen por sí solas mientras las golpeás o las agitás para que el aire haga lo suyo; aplaudir mucho es clave pues las buenas vibraciones optimizan el resultado. Luego las podés lavar y continuar con tu vida normal.
En épocas remotas, la sal era ofrecida a los dioses para ahuyentar los demonios. Era usada en rituales religiosos y en ceremonias mágicas. Pero también era empleada para preservar el alimento y para cocinar. Es esencial para la vida humana y animal. La sangre, las lágrimas y el sudor contienen sal.
En la tradición árabe, la sal es cura para muchos males. “Empezar con la sal y terminar con la sal”, según Mahoma.
Símbolo de la incorruptibilidad, en la Biblia la “alianza de sal” designa una relación con Dios que no se puede romper.
En lugares como Japón, se suele desparramar sal en la puerta de entrada después que un visitante indeseado se haya ido.
En las palabras de Homero, “la sal es símbolo de hospitalidad y amistad, por su sabor indestructible”.
