¿Sabías que gracias a las curvas nuestra columna puede mantenerse erecta resistiendo la gravedad?
Esto es fácil de comprender si observamos el desarrollo de un niño, que al nacer está en una total flexión y, aproximadamente, a partir de los tres meses de vida logra comienza a mantener el peso de su cabeza, gracias a la formación de la lordosis cervical que le posibilita horizontalizar la mirada.
Luego, entre los 10 y los 12 meses de vida, se forma la segunda curva de compensación secundaria: lordosis lumbar, por la cual consigue mantenerse en bipedestación y soportar el peso de las vísceras; recién cuando se forma la lordosis plantar es cuando adquiere el equilibrio necesario para intercalar los pies al subir las escaleras.
“Si tenemos esto presente podremos entender la importancia de las curvas y comprender que cuando una curva se rectifica se modifican el resto de las curvas y se sobrecargan los discos intervertebrales, y esa rectificación provoca patologías como cervicalgia, lumbalgia, entre otras”, comenzó explicándole a pypnews Felisa Quijano, doctora en Kinesiología y Fisiatría (MP 148), especializada en Sistema Estomatognático (@felisa_quijano_).
El Sistema Estomatognático guarda relación directa con la postura; por ello, las curvas de la columna (lordosis, sifosis, lordosis cervical, sifosis dorsal, lordosis lumbar y lordosis plantar) son de suma importancia, porque cuando se rectifican surgen las patologías.
Generalmente, la lordosis cervical está relacionada con la articulación témporomandibular, y como la columna es un sistema dinámico, si se rectifican las cervicales cambia la curva dorsal y también la lumbar.
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¿Por qué es importante estar alineado gravitacionalmente?
Estar alineado, gravitando, es sinónimo de equilibrio y esto nos habla de indemnidad de curvas, esencial para mantener sanos los discos intervertebrales y cuerpos vertebrales.
“Si tenemos en cuenta que el peso de la cabeza equivale al 10% del peso del individuo y es soportado por la lordosis cervical, cuando esta curva se rectifica y/o invierte, se pierde el equilibrio ortostático (posición particular y estable del cuerpo en el espacio en un momento dado). La cabeza se adelanta con respecto al cuerpo, aumentando tres veces el peso de la misma, provocando una sobrecarga para los discos intervertebrales de las cervicales inferiores, si esta situación perdura por mucho tiempo puede ser la causante de degeneraciones discales, hernias, entre otras dolencias”, puntualizó Quijano.
En este sentido, agregó que muchas veces esta instancia se debe a que los discos intervertebrales (nuestros amortiguadores naturales) a partir de los 35 años comienzan a deshidratarse y las sobrecargas provocan una ruptura de los mismos.
“Todo lo expuesto se puede clarificar si observamos la postura del niño respirando de manera bucal: sus características fisonómicas son debido a que usa un patrón respiratorio anormal. Observaremos una postura cifosada (encorvado), cabeza adelantada, boca abierta y si a esto se le suma que el niño usa ortopedia, mientras no se corrija la postura, le será difícil al odontólogo ortopedista encontrar el equilibrio oclusal, por lo que debemos trabajarlo conjuntamente, para que las modificaciones que se realicen en la oclusión no afecten aún más la postura”, subrayo la licencia en Kinesiología y Fisiatría, poniendo el acento en el abordaje interdisciplinario del paciente.
Las pequeñas degeneraciones en edad temprana son las grandes patologías en el adulto; por ello es fundamental incluir en toda evaluación ortopédica global estas articulaciones que pueden manifestarse con dolencias cráneofaciales, cervicalgia, cervicobraquialgias.
“Cuando se pierde el equilibrio se afecta todo el sistema: cráneo, columna vertebral, zona cervical principalmente, cara y parte anterior del cuello”, resumió la kinesióloga y fisiatra especializada en Sistema Estomatognático.
Ya en la década del ´20 Schwartz lanzó la hipótesis de que el desarrollo normal de la oclusión estaba relacionado con una postura crónica de la cabeza y sugirió que los niños con tejido hipertrófico en la nasofaringe (adenoides) pronto serían respiradores bucales y luego, inconscientemente, mantendrían la cabeza tirada hacia atrás y arriba durante el sueño (extensión de cabeza, para abrir una entrada de aire) lo que cambiaría la posición de la mandíbula afectando el patrón de erupción final de la dentición en desarrollo. Esta rotación posterior del cráneo provoca pérdida de contacto de la lengua contra la bóveda palatina debido al descenso de la mandíbula (duermen con la boca abierta), quedando la lengua en el piso de la boca, siendo un factor etiológico de mala oclusión dental.
Por lo que estos niños deberán acompañar el tratamiento ortopédico oclusal con el tratamiento kinésico postural, si no se realizan ambos tratamientos el paciente no estará equilibrado y pasado el tiempo, quizás en la adultez, aparecerán las compensaciones con signos clínicos que se presentan, entre otros, como dolor de oído, zumbidos, cervicalgias o cefaleas que desencadenan una recorrida por otorrinolaringólogos, siguiendo por traumatólogos, médicos clínicos, kinesiólogos, terminando, a veces, en la terapia psicológica.
“No es errado afirmar que cambiando la relación de la cabeza y el tórax o colocando a ambos en una relación espacial diferente influiremos poderosamente en la postura de la mandíbula. Y es de suma importancia recordar que todos los elementos anatómicos ubicados por delante de la cabeza y cuello son tan importantes como los situados en la parte posterior y están íntimamente relacionados; por tal motivo, cualquier arreglo en una pieza dental puede provocar una interferencia y dar como sintomatología dolor en los músculos del cuello o de la cara, ya que en el cuerpo está todo interrelacionado”, concluyó Felisa Quijano.
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